¿Dónde dejé la llave? ¿Dónde puse el libro que necesito? ¿Por qué se me pasó la reunión de hoy? El estrés es uno de los grandes responsables de la desatención que lleva a no recordar cuestiones cotidianas, según explica Facundo Manes, director del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
No hay lesiones neuronales que expliquen estos olvidos. Más bien, este tipo de memoria, se afecta por la falta de atención. Allí, el estrés y la ansiedad tienen un rol preponderante, sostuvo el profesional en una entrevista con La Nación.
“El estrés es una respuesta fisiológica normal, pero cuando es crónico y todos los días tenemos más de lo necesario hay una descompensación y se afecta la memoria”, dice. Esta está constituida por tres etapas: atención, consolidación y evocación. Manes enfatiza: “la memoria se afecta mucho por problemas anímicos; sobre todo, se perjudica lo atencional, la etapa de la adquisición de la información y, después, por eso cuesta recordar”.
Así, uno de los caminos para reducir episodios de lagunas mentales es tratar el estrés y la ansiedad. La psicóloga Cecilia Lotero, miembro del Instituto de Psicología Argentina (Inepa), manifiesta que cada vez más pacientes le hablan de sus olvidos. La especialista coincide con su colega al centrar el problema en lo atencional.
“Hay personas con diálogos internos, muy metidos en sus cosas, que viven ansiosos y estresados con lo suyo y entonces están desatentos a lo que ocurre en el exterior”, señala. Según agrega, estar metidos en esa realidad interna en esa especie de “darse manija”, los vuelve despistados ante lo que los rodea.
Esta situación de desatención es lo que después dificulta recordar algunas cosas que ocurrieron alrededor. “En los tratamientos proponemos trabajar con esos diálogos internos para poder cortar con la crítica interna que los abstrae de todo. Sólo si alguien está verdaderamente en contacto con la realidad objetiva, vivirá y recordará a pleno lo vivido”.
FUENTE: www.eldiario24.com